Facebook o no. Esa es la cuestión.

Estar en Facebook o no estar. Parece que hoy en día Facebook fuese una especie de remake de Hamlet, con su famoso "ser o no ser". Pero es más que eso.


Durante algún tiempo (o mucho, para ser más exacto) he intentando mantenerme al margen de la web 2.0 y sus redes sociales. En parte por un comportamiento innato de anti-moda, o lo que es más acertado decir: por no seguir las modas del momento. En parte porque no le veía la real utilidad.

Pero lo de la moda de Facebook ya pasó. Ya hace tiempo que se consolidó como un servicio para mantenerse al corriente y en contacto con tus amigos. Es que no siempre se tiene el tiempo de juntarse o ni siquiera llamar a un amigo/a para ver cómo anda: por el horario, porque lo llamé y no lo encuentro, porque cambió el celular y un largo etcétera.

En eso la web es una gran herramienta. Si me mudo, si cambio el celular, o si no pueden ubicar por el horario, me pueden dejar un email. Pero también puedo comentar qué estoy haciendo. Y vos podés saber en qué estoy, a qué dedico mi tiempo libre.

Justamente esa fue la utilidad que le vi. En este año me dediqué a buscar a varios amigos que hace un tiempo que no veo y que no se de su vida. A algunos los encontré por teléfono, a otros por mail y a otros gracias a las redes sociales, como LinkedIn, u otros servicios, como este blog o Flickr.

Así, cuando ellos hacen algo nuevo, me entero. Y cuando yo hago algo nuevo, ellos se enteran.

Por eso, dentro de poco, voy a estar en Facebook.

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