Mi amigo tiene leucemia.

Hace ya un mes que a Rubén le diagnosticaron leucemia.

Antes de eso, a medidados de febrero de este año (2009), nos vimos y andaba con su (ya casi normal) resfrío, y también con mucho cansancio. Pensó que podía ser una gripe. Cuando terminó de tomar los antibióticos le hicieron un examen de sangre, ya que el médico del trabajo lo estaba siguiendo y habían quedado que le llevaba los resultado.

Apenas el médico vio los valores lo envió a internarse. En esa primera etapa bajó 10 kilos por la quimioterapia, pero después tuvo 2 semanas de descanso y se encargó de recuperar unos 5 kilos.

El domingo a la noche lo vi un rato. Estaba de buen humor e hizo honor a sus habilidades gastronómicas, comiendo 2 platos grandes de fideos caseros que había hecho Sara, la mamá de Rubén.

Me contó algunos detalles de cómo se enteró (cómo se dio cuenta, en realidad) y de que varios médicos le dijeron que la leucemia la contraen las personas que tienen grandes problemas psicológicos no resueltos. Rubén reconoció tener varios, pero no tan grandes.

También nos reímos de anécdotas de los viejos tiempos y de los más recientes. Aclaro para los que no lo conocen que con Rubén trabajamos juntos durante 6 años. Cuando dejé ese trabajo había pasado más tiempo despierto con él que con mi mujer (todavía no logro saber si eso es bueno o es malo).

Esta semana arranca una nueva sesión de quimioterapia, que lo va a tener en el hospital durante 4 semanas. Sabe que va a ser más duro que la anterior, pero eso no quiere decir que no la vaya a pelear.

Cuando me fui estaba llegando el helado para el postre.

"Nos vemos en un mes" - le dije.